Siempre joven
SIEMPRE JOVEN (Miguel Tejedor)
El forever young, el mantenerse siempre joven, se ha convertido en una de las principales obsesiones del individuo moderno.
Los medios ya se encargan constantemente de recordarnos que envejecemos, pero nos muestran envejecer como algo que hay que evitar. Hay que luchar contra el envejecimiento, hay que mantenerse joven. Ya sabemos que destrás de ésto hay un marketing, nuestros cuerpos sirven para vender casi cualquier cosa: viajes, perfumes, cremas, alimentos… Asociar los productos con caras jóvenes o con gente que se mantiene joven a pesar de la edad vende y crea un estereotipo a mantener. Inconscientemente adquirir esos objetos nos puede ayudar a ser como la gente del anuncio, éso es realmente el juego del marketing. Juegan con nuestro deseo de mantenernos jóvenes.
La belleza está pasando a relacionarse demasiado íntimamente con juventud. Una persona que ya no es joven, deja de ser bella. Eso nos venden.
Los programas de televisión y los reality promueven todo tipo de transformaciones y publicidad que no para de recordarnos la importancia de la juventud. El anti-enjecimiento ha sido una obsesión que nos han inculcado a la fuerza.
Recordemos la máxima del marketing, hay que crear una necesidad para vender un producto. Si tenemos la necesidad de mantenernos jóvenes, muchos son los productos que nos ayudarán a ello. Champús, píldoras anti envejecimiento, empresas de cirugía estética, tratamientos contra la caída del pelo, tintes de color, cremas bronceadoras, antiarrugas…..
En lás últimas dos décadas las intervenciones en cirugía plástica anti envejecimiento han aumentado drásticamente, y a pesar de la falta de recursos económicos en la sociedad
La belleza no sólo reside en la juventud, esto hay que saberlo, asumirlo e interiorizarlo. Cada etapa vital tiene sus características, y obsesionarse con parecer joven cuando ya no se es tanto, no es más que un vano e ilusiorio intento de alejar la muerte. Cuanto más joven aparentemos, más lejos estará aún la muerte.
Por tanto, un paso fundamental es aceptar el envejecimiento como normal, encontrar las cosas buenas en cada etapa vital no es más que aceptar la muerte como parte de la vida. Reprimirla, no aceptarla, ignorarla sólo supone una ilusión que hará que cada año que pase nos sintamos más y más decaídos por esa juventud que se escapa.