DESEO Y NO-MUERTE
(Miguel Tejedor)
Voy a empezar hablando de los films de “muertos vivientes”. Un tema con el que he tenido mis roces, hasta descubrir que esto de los “muertos vivientes” no trata, como parece, de muerte, sino de “capitalismo”. Al menos con ésa intención creó la visión actual de muerto viviente George Romero. Con películas como “La noche de los muertos vivientes” “La tierra de los muertos vivientes” o “el diario de los muertos” entre muchas otras.
“También Lacan distancia al “vampiro” del imaginario colectivo, para hundir el temor al vampiro, en una inversión dialéctica de algo vinculado a la madre y anterior al Edipo”
Para entenderlo mejor me veo obligado a hablar un poco de George Romero.
Romero nació en 1940 en Nueva York y fue criado en el distrito de Bronx; su padre y madre -George M. y Ann Romero- eran de ascendencia cubana y lituana, lo cual influirá mucho en sus películas.
No es tan casual que en el año 68, Romero estrenara aún en blanco y negro “La noche de los muertos vivientes” (en el mes de octubre) con un claro guiño al mayo francés.
Romero vivió su juventud en Estados Unidos en una época en que criticar el capitalismo abiertamente podía acarrear consecuencias muy graves, y más cuando su ascendencia era en parte cubana.
Por ello y cogiendo sus palabras afirma: “La fantasía es un medio para las metáforas y a través de este género intento buscar nuevas formas de utilizarlo para al menos expresar alguna opinión o satirizar cosas y divertirme”
(Permitidme que me repita mucho con la palabra “muertos vivientes” o “muertos” o “no-muertos” para abreviar, pero es que realmente en sus películas, no hablamos de “zombi”, salvo en tono despectivo, porque esto no va de zombies sino de muertos….vivos).
Tratamos de muertos, pero que evidentemente siguen moviéndose, alimentándose, y ….evolucionando. Y no son como veremos, controlados por nadie más que por su propio deseo, un deseo peculiar vinculado al no querer saber, pero un deseo al fin. De ahí las expresiones no-muertos, o muertos vivientes.
Vamos a hablar ahora de algunas escenas de las películas para poder entenderlo mejor.
Si nos situamos en una de sus películas más recientes “La tierra de los muertos” (2005), se trata probablemente de la película en que ataca más fuertemente al capitalismo y los políticos actuales. En el contexto que trascurre el film la tierra se halla dividida en dos partes:
– Una ciudad amurallada donde malvive la gente que aún no se han convertido en muertos vivientes mientras que en la misma ciudad en el centro hay un rascacielos en donde “bienviven” los más adinerados, protegidos por el ejército.
– Fuera de las murallas se encuentran los pueblos infestados de muertos vivientes, donde residen sin acercarse apenas a la ciudad. Excepto en alguna ocasión que alguno intenta entrar.
Cuando a la clase alta que vive en el rascacielos se le empiezan a acabar los recursos manda a “recaudadores” fuera para saquear los poblados. Éstos salen bien equipados con blindados y todo tipo de armas. Cuando localizan una zona de recursos, lanzan fuegos artificiales al cielo (trasladado a nuestra sociedad, llámese fútbol, fórmula 1, las vegas…). Los muertos alzan la vista y se quedan maravillados observando los fuegos. Mientras tanto los enviados por la clase alta saquean las casas y eliminan a cuántos muertos vivientes osan bajar la vista.
Pero se produce un momento en que uno de ellos baja la vista y se da cuenta de lo que está pasando. Empieza a comunicarse con los demás muertos vivientes y cada vez son más los que se dan cuenta de lo que en realidad representan los fuegos, y empiezan a no distraerse. Esta idea inicial de uno de ellos, pronto empieza a extenderse entre el resto de los no-muertos y deciden ir hacia la ciudad a enfrentarse a aquellos que no dejan de robarles y exterminarles. Van concentrándose alrededor de la ciudad, intentando entrar. Al final entran en la ciudad, y empiezan a morder a los vivos, empezando por los que viven por debajo de la ciudad. Gente sin apenas protección y más vulnerable a caerse del sistema al tener pocos recursos. Rápidamente son contagiados con las “ideas” no-muertas y van sumándose al ejército muerto. Su punto de mira se coloca en el rascacielos, y aunque cuesta más, al final también cae.
¿De momento, os va sonando ésta escena?
Por tanto ahora si se me permite un pequeño atrevimiento, y viendo que en la mayoría de los films al final el no-muerto evoluciona y sí que llega a comunicarse con los demás no-muertos podemos intentar plantear desde el psicoanálisis, y planteándolo desde la propia muerte que supone para el sujeto recién nacido, estar atravesado por el efecto mortificante que el significante introduce en su cuerpo y en su subjetividad. También la separación respecto al otro, con la pérdida de goce que le es consiguiente al hecho de separarse del objeto y con ello, al haber operado el Nombre del Padre, la entrada al campo del deseo y de la falta, por tanto planteamos unos muertos vivientes separados del objeto primordial del deseo por efecto de la represión, represión ejercida por la función del nombre del padre. A ver como intento explicar esto.
¿Qué ha movilizado el deseo de los muertos vivientes? Parece que anhelan la vida ¿Pero qué ha permitido que ese deseo funcione? Especulemos sobre ello dentro del contexto en el que estoy investigando.
Recordemos que lo que impide que el niño sucumba ante el deseo de la madre es la función del Nombre del Padre, que le introduce un deseo que trasciende a su madre, y le faculta entonces, en dicha operación simbólica clave para el sujeto, entrar en el campo del deseo. El deseo por definición está condenado a permanecer insatisfecho, porque es metonímico con respecto a la demanda en la que se articula.
En el lenguaje edípico estamos hablando de lo que el niño tiene que renunciar para poder desear, renunciar al objeto de goce, a la madre. La posibilidad de tener una vida de realizaciones de deseo es renunciando al objeto de goce. Gracias a la renuncia de lo prohibido podrá elegir entre los sustitutos que encontrará a lo largo de su vida, subrogados del otro.
Bueno, volviendo a lo nuestro, cuando los no muertos alcanzan al objeto (los vivos), cuando lo poseen, se dan cuenta que ya no es lo que esperaban. Se alimentan y por un momento su falta se acerca a ser repuesta, pero nada más lejos, y el juego sigue.
El muerto viviente tras ver lo que está pasando, se da cuenta que la no-vida que lleva no es la que debería ser, algo falla, y debe restituir la situación acorde a su anhelo, un anhelo problemático, como es todo anhelo de aquellos que Marx nombraba “lumpen del proletariado”. Creo que esto es lo que plantea Romero. La importancia de un ordenamiento que tenga en cuenta algo más que la vida o la supervivencia.
Pedir un permiso, es justamente tener como sujeto una relación privilegiada con la demanda y entraña ponerse en la más extrema dependencia del Otro. ¿Para qué? Para restituirlo de la destrucción sufrida en su fantasía. Porque no hay nada que descoloque más al neurótico que la caída del Otro. Por ello usará todos sus recursos para restituirlo.
Por tanto, puedo entender que un instaurado falso Otro (como el capitalismo), ha apartado a los no-muertos de la “vida” (¿representación de la sociedad del bienestar?) y ante la ética situada del lado de la función del Nombre del Padre deciden ir en busca de ese objeto deseado (los vivos), sustituto del objeto primordial (la vida).
Al final como vemos en la película de “La tierra de los muertos” queda un reducto de gente que siguen instaurados en el lugar del privilegiado (la clase alta) refugiados en edificios altos, tanques grandes, bien armados, con todos los recursos a su disposición. Son la máxima representación de los mercados. Pero no están exentos de ser derrocados.
Observamos en la última escena como se enfrenta el presidente del rascacielos (aferrado a los privilegios del capitalismo) a Bob, que era el primer no-muerto que lideró a los demás hacia la ciudad. Pero la película acaba sin que el presidente sea contagiado. Se sube a un coche de lujo que tenía reservado por si tenía que huir. Pero al subir intenta arrancarlo y no tiene gasolina. Al asomarse a la ventana ve que Bob tiene en su mano el surtidor de gasolina. Por tanto ahora los objetos que sustentan el capitalismo no están en manos de la clase alta. El presidente muere aferrado a los valores en que se instauró desde el principio.
Hablemos ahora de uno de sus films más actuales (2008) “El diario de los muertos” La película es grabada por los personajes, al igual que películas como The Blair Witch Project.
Un joven universitario documenta con su cámara todo lo que va ocurriendo para colgarlo en la red y que cualquier persona pueda acceder a la información real de lo que está pasando, ya que según dice uno de los protagonistas: “Tenemos que mostrar al mundo lo que en verdad está ocurriendo ya que los medios están manipulando la información”.
También observamos como la primera familia en convertirse en muertos vivientes es una familia inmigrante, más vulnerable frente al capitalismo.
En otra escena uno de los actores mata sin remordimientos a dos muertos que se le acercaban y suelta la siguiente frase: “Dios ha cambiado las reglas del juego y es sorprendente lo fácil que nos hemos adaptado a ellas”. Si sustituimos la palabra Dios por capitalismo nos damos cuenta como para que perdure el sistema no hay que dudar en apartar definitivamente a los segregados de la sociedad, porque pueden con un “mordisco” contagiar su deseo.
Poco antes del final de la película vemos cómo el último refugio en que se defienden los aún vivos es una mansión cerca de un club de campo. Pero al final también los muertos llegan a la mansión, viendo que tampoco los “ricos” están a salvo. Aunque tarden en caer, también pueden ser víctimas del sistema.
Parece que en ‘El diario de los muertos’, Romero nos llama a “despertar”
Un rasgo común en las películas de Romero es que a los muertos vivientes pueden robarles, golpearles, dispararles… pero mientras no destruyan su cerebro seguirán moviéndose, intentando conseguir su objetivo. Romero juega con este elemento como representación de los ideales que mueven a los no-muertos, ideales contagiosos. ¿Pero, cómo podemos intentar explicar esto? Si intento comparar esto con lo visto últimamente. Nos han intentado distraer, nos han lanzado infinidad de fuegos artificiales, pero al parecer algunos han comenzado a bajar la vista, y se han dado cuenta de lo que realmente parece estar pasando. Han observado a su alrededor, se han indignado, han reflexionado y han empezado a “contagiar” esos ideales. Desde el rascacielos los han intentado acallar, los han golpeado, insultado, difamado… pero de momento no han conseguido acabar con su “cerebro”.
Esto de los muertos vivientes es un tema muy estudiado desde diferentes ámbitos, y existen muchas visiones. Desde mi punto de vista en los muertos vivientes sí que parece existir una evolución. En algunas películas llegan a tomar decisiones individuales, comunicarse entre ellos y formar alianzas. Incluso llegan a interesarse por mercancías que les pueden servir contra los vivos.
Pero, como vemos en algunos finales de las películas de Romero, los vivos acaban de nuevo apresando a los no-muertos. Los atan, los meten en ruedos, los encierran en jaulas, los golpean, les disparan y los ningunean.
Pero, a fin de cuentas, por más que los no muertos lo intenten no podrán llegar a suplir lo que perdieron, razón por la cual no dejarán de intentarlo.