(Miguel Tejedor Girbés)
Este texto se corresponde a la ponencia que tuvo ocasión de impartir en el marco de las jornadas del col·legi de clínica psicoanalítica de Valencia.
Empezaré la ponencia de hoy relatando un suceso que me aconteció hace un par de semanas y que considero relevante para después enlazarlo con el tema propuesto en esta jornada
Sabemos que atravesamos un momento socio-económico difícil, y vemos como el sistema que funciona actualmente es incapaz de dar soluciones. Algunas personas intentan sacar provecho, justamente aprovechándose del deseo de otros, que atrapados dentro del sistema y sin ver otra alternativa posible, ven una opción fácil para progresar económicamente, escalando por medio de un sistema piramidal.
Hace poco tiempo me llamó un amigo para que le acompañara a una reunión en la que iban a proponernos un negocio. Nos recogieron en coche y nos llevaron a otro pueblo cercano donde afirmaban podrían explicarnos mejor el negocio de forma más visual con presentaciones en powerpoint. Mientras nos desplazábamos, el conductor nos iba contando sus proezas anteriores, destacando que él había sido el responsable de suministro de materiales para la construcción de numerosas depuradoras y puentes importantes de la zona y, colaborando de otras muchos negocios destacados; pero que ahora había descubierto otro negocio muy rentable. Nos preguntaba acerca de nuestra profesión, nuestras actividades anteriores y de que si estábamos dispuestos a trabajar y a ganar mucho dinero.
En la forma de vestir y en el coche que llevaba se apreciaban que no eran acordes a una persona que daba tanta importancia a la presunción y la vida ostentosa, ya que normalmente la gente que presume de su alta posición económica con el lenguaje, normalmente lo acompaña con la apariencia. Una vez allí acudieron a la reunión dos personas más, con talentos distintos y con posiciones estudiadas. Uno de ellos era un feroz comercial con claro talento y vocación para serlo. El otro era un joven que acababa de entrar en el negocio y que se mostraba muy inocente.
A continuación os describo el negocio propuesto:
Primero nos abrió un powerpoint donde se nos relata lo importante que es la empresa. Es una multinacional que opera en más de 10 países, tiene una solvencia económica AAA, más que muchos estados. La imagen de la empresa es un personaje muy conocido en Estados Unidos por su dinero, aunque yo no había escuchado nunca el nombre de esta empresa. Continúa el powerpoint destacando que está ubicada en el sector de las telecomunicaciones. Remarca que trabaja con las compañías más importantes, como Telefónica, Generali Seguros, Orange… Pero en ningún momento me queda claro exactamente qué servicios ofrecen. Sólo priorizan en la proyección, que trabajan con un método muy innovador que permite ganar mucho dinero a los socios. Los dueños de la empresa son cuatro norteamericanos. Según dicen ellos el sistema tan innovador consiste en un sistema de ventas multinivel, aunque detrás no hay más que una estructura piramidal, considerado estafa en distintos países. Ahora paso a detallar exactamente en qué consiste esto.
Tras la presentación, el comercial me explica que el primer paso consiste en que cada persona que quiera entrar les dé 600 euros para poder formar parte de la empresa. Es como un pago por obtener una licencia. Después he de alcanzar 12 puntos, que se consiguen dándoles las facturas de dos líneas telefónicas, o de internet para que ellos las gestionen, asegurando que su servicio consiste en ahorrar dinero en las facturas. Aunque tras preguntarles en el caso de una tarifa plana qué ahorro me ofrecerían, dicen que en ese caso no es posible.
Posteriormente, he de convencer a 3 personas para que hagan lo mismo (que paguen 600€ y que consigan 12 puntos) y a su vez estas tres personas han de convencer a 3 más cada una. Entonces recibiré 400€ de bono, y un 1% del consumo telefónico que realicen estas personas cada mes. Por cada nivel que haya por debajo de este segundo, irá aumentando el porcentaje en un 1%. Pero siempre se han de mantener los niveles, si pierdo alguna persona en algún nivel he de encontrar rápidamente un sustituto para seguir cobrando.
Después de toda esta información recibida, le comento al comercial, que el proceso de captación ya me ha quedado claro, dado que antes de estudiar informática estuve varios años trabajando de captador y entrevistador para una empresa en Valencia, pero lo que me interesa es saber exactamente qué servicios tengo que ofrecer al cliente que pretendo captar. Al preguntarles más en detalle sobre cómo funciona el servicio que he de vender, me dicen que no me preocupe por eso, que yo sólo he de contratar el servicio y conseguir que un familiar lo haga y ya tengo los 12 puntos, y así ya me centro en captar las 3 personas que tendré por debajo, y ayudarles a que cada uno capten a 3 personas más.
Aseguran que en un año estaré ganando más de 3000€ al mes. Aunque, después junto con mi amigo, calculadora en mano, vemos que incluso alcanzando el séptimo nivel por debajo siendo optimistas, los ingresos no pasarían de 600. Y eso siempre teniendo en cuenta que no caiga ninguna persona por debajo, o sea que hemos de asegurarnos que todos permanezcan con el servicio contratado o no cobraremos.
Había más detalles, pero con el dibujo adjunto a este texto podemos ya tener más o menos claro cómo funciona este sistema piramidal, aunque ellos lo denominaban ventas multinivel. Sin embargo, existen sistemas de negocios piramidales ocultos detrás de algunos sistemas de multinivel, que ponderan la afiliación al sistema despreciando el producto a comercializar, logrando con ello la falsa creencia de que una vez aprendido a la perfección el sistema, ó luego de un largo proceso de intentos fallidos, el sistema retribuye la inversión realizada. Cómo me quedó claro en la presentación, tras preguntarle sobre los servicios que tenía que ofrecer, claramente el comercial me desvío del tema, despreciando el producto a comercializar y centrándose en el proceso de captación.
Las personas que me presentaron el negocio, realmente creían en él. Y creían que pronto serían ricos, aunque uno de ellos llevaba ya cerca de un año y no estaba ganando demasiado. Están moviéndose por distintas ciudades realizando charlas a grupos grandes en grandes salones, contándoles las virtudes de este negocio, y me consta que mucha gente está entrando.
Podemos preguntarnos: ¿Qué lleva a que este tipo de negocios prolifere tanto?
Haciendo un paralelismo, mucha gente entra con la esperanza de poder escalar en la pirámide, pero no en ésta, sino en la pirámide del capitalismo. Evidentemente mucha de la gente que entra, es porque se ven dentro del sistema capitalista, pero no se encuentran cómodos, se sienten mal y quieren ascender, pero siempre dentro del sistema.
¿Qué los impulsa?
Entramos en el consumo de objetos que el mercado ofrece a todos por igual, objetos que consumimos por la exigencia de esa satisfacción inmediata por parte del sistema, que parece más ligada al acto del consumo que a la represión de la satisfacción
La proliferación de este tipo de negocios ofrece una respuesta posible al malestar en la cultura, tal cual éste se presenta hoy.
Al parecer la propuesta difunde que la castración es algo de lo que se podría escapar, al menos es la ilusión que vende el mercado, que la ciencia alienta y que los consumidores esperan tenazmente llegar a obtener. El rechazo de la castración como característica común en nuestros tiempos, y como integrada en la sociedad, es clave para entender la proliferación actual de estos negocios
Lacan hizo un llamado de atención a los psicoanalistas acerca del capitalismo, el malestar en la cultura y sus consecuencias. Predijo que la instalación de este “para todos‟ tiránico (ya que el capitalismo nos pretende totalizar, haciendo que rechacemos nuestra singularidad) produciría efectos segregatorios brutales que llegó a denominar como “campo de concentración‟:
“Abreviemos diciendo que lo que vimos emerger para nuestro horror, hablando del holocausto, representa la reacción de precursores con relación a lo que se irá desarrollando como consecuencia del reordenamiento de las organizaciones sociales por la ciencia y, principalmente de la universalización que introduce en ellas. Nuestro porvenir de mercados comunes será balanceado por la extensión cada vez más dura de los procesos de segregación.” Lacan, J., “Proposición del 9 de octubre de 1967″ No hace falta decir mucho de esto a raíz de lo que vemos día a día sobre el mercado común europeo, la gestión de Angela Merkel, los efectos de la segregación de la política europea e internacional.
Jaques Lacan, anticipó unos efectos sociales devastadores ya en el año 1967. Así, vaticinó el daño subjetivo ocasionado por el discurso capitalista, el mercado y la ciencia. Apuntar a un ‘para todos’ desconoce lo particular del sujeto. El único refugio subjetivo que propone el mercado es la masificación. “Ser es ser como todos‟, y es que el sistema capitalista se basa en el pensamiento identitario, pone etiquetas, concibe a las personas como parte de una clasificación. Implica aceptarnos como parte de un todo, alejándonos de la singularidad y olvidando que podemos desbordar cualquier clasificación.
El tener un grado, diez postgrados, conocer idiomas… ya no garantizan la estabilidad laboral ni económica. Esta desesperación por verse segregado y esa impotencia por conseguir evitarlo, nos lleva por diversos caminos. La entrada en negocios como el que he explicado al principio, lo podemos comparar incluso con el hecho asocial que suponen las sectas. Como una respuesta posible al malestar. Suponen una respuesta segregatoria. Se trata de un grupo que ejerce un control sobre sus miembros. Ejerce un control creando una sugestión muy fuerte en el individuo, tanto en las charlas grupales, donde el orador actúa como gurú de una secta, usando recursos motivacionales, y convenciendo mediante sugestión de lo “paleto” que serías si rechazaras un negocio tan bueno como ése. Estamos hablando de una estructura, sobre todo libidinal, la cual determina que sean lugares tan peligrosos y, a la vez, tan atractivos para los sujetos del mundo actual. Se podría considerar una pirámide de engaño afectivo. Parte de la red familiar y de amigos, y cuenta con que se creen unos lazos familiares de dependencia con los miembros que vas captando, estableciéndose un vínculo, creo que simbólico, entre los miembros. Tienes que preocuparte porque no se caigan de la estructura, creando un contacto directo y permanente con ellos y con la gente que van incorporando.
Los captadores, ofrecen en este negocio un lugar, un refugio, una solución ante la agresión de la situación actual, de la crisis, lo cual resulta un reclamo muy grande para los nuevos captados. Atacan la fragilidad del sujeto tal cual la promueve la cultura actual: su intolerancia a la castración. La vulnerabilidad se pone en juego. Se alimentan de la falta de los ideales, del debilitamiento frente a la situación actual. Prometen el triunfo sobre la castración. La pirámide se sitúa en el puro imaginario, promete la apertura sin límite al infinito, como una puerta a la eternidad.
Volviendo a concretar sobre lo acontecido, diré que yo no veía a ese hombre que ya llevaba casi un año ni mucho menos cerca de ese triunfo. Porque una vez dentro del negocio y tras un tiempo hay, un nuevo encuentro para el sujeto, con lo que tanto temía, con la amenaza de exclusión. Si no logra cumplir con los requisitos, si se le cae alguien de la pirámide, sí duda, no ganará dinero y será expulsado, perderá los lazos con el resto, no alcanzará los objetivos, no superará la castración y volverá la amenaza de ésta. Y es que estos negocios no dejan de ser como el mercado capitalista. El retorno de la angustia y el malestar evitado, volverán a estar presentes.
Cuando me preguntaron si ya tenía claro si quería entrar en el negocio, les dije, amablemente, que yo les veía a ellos convencidos, pero que de momento no iba a unirme. Les sorprendió y les inquietó mi tranquilidad y rapidez en contestarles. Me preguntaban que si no lo veía, que si no veía lo claro que estaba el negocio. A lo que yo les contesté: “me habéis dicho que la empresa lleva en funcionamiento más de 10 años y que tiene solvencia AAA, también me habéis afirmado que en un año estaría ganando 3000€ al mes. Bueno, pues yo no tengo prisa, dentro de un año, y cuando vosotros ya seáis ricos, me pondré en contacto con vosotros para entrar en el negocio”. Vieron que iba ser difícil convencerme y ya no insistieron más. Para despedirme le di una tarjeta al comercial y le dije que si alguna vez necesitaba él de mi experiencia profesional que se pusiera en contacto conmigo. Al coger la tarjeta, se quedó unos segundos en silencio mirándola fijamente, y con tono un poco nervioso, me preguntó si de verdad era psicólogo. Le contesté que sí, y dubitativo me preguntó si lo había hecho bien. Yo le dije que se le daba bien lo de actuar de comercial, y le advertí que ese tipo de negocios no son nada nuevos, que ya llevan muchos años en funcionamiento, y que aunque lo veía convencido, que fuese con cautela. Más tarde, otro compañero informático al que le relaté el suceso, estuvo navegando por las distintas webs de la empresa y envío un mensaje a delitos telemáticos de la guardia civil por si hubiera algún indicio de fraude en esta empresa.
Volviendo al paralelismo entre esta estructura piramidal y el sistema capitalista actual, está claro que un cambio de sistema puede resultar utópico, aunque es verdad que cada vez surgen más voces en contra. Por su actualidad, citaré una de ellas, la del escritor José Luis Sampedro, que estos días afirmaba en Valencia:
“El mundo occidental se encuentra en una metamorfosis que le hará salir de “la etapa del dinero” que comenzó en el siglo XV, gracias, en parte, a las actuales innovaciones tecnológicas y sociales. Este avance y sus consecuencias, “es algo que los capitalistas no pueden entender, porque siguen empeñados en ganar dinero y nada más, porque siguen aferrados a sus bancos, a sus billetes y a sus títulos”.
Matizando sus palabras diré que es posible que este sistema “se acabe”, y quizá la prueba está en que los jóvenes que se rebelan y protestan “ya viven en otra época”, mientras que los niños van “mucho más allá”, porque “ya son de otro mundo”. No voy a entrar a valorar sus palabras, sólo quería mencionarlo como una de esas voces que se rebelan contra el sistema actual.
¿Qué podemos plantear desde el psicoanálisis?
Buscamos potenciar un lenguaje, el lenguaje como modo de operar sobre el sufrimiento subjetivo, que sería actuar sobre lo real que nos concierne desde los simbólico. Intentar profundizar en el modo en que el Psicoanálisis puede abordar esta problemática es motivo de gran estudio y trabajo. Frente a la amenaza de los rescates económicos de los bancos y de los países, el psicoanálisis apunta en la dirección de que el arte y/o el humor se pongan en juego en la apuesta de rescate del sujeto en su más profunda singularidad. Cada vez menos la sociedad valora la singularidad, nos lleva más y más hacia la uniformidad. Los criterios actuales, como el éxito económico, la estabilidad laboral, familiar, la posición social nos arrastran a una exigencia superyoica desatada. Y el riesgo de exclusión, de convertirse en muerto viviente, está muy presente.
Me gustaría acabar con uno de los lemas que ostenta el movimiento 15M, ya que cada vez resulta más evidente que esta pirámide es insostenible. “No somos de derechas ni de izquierdas, ni perroflautas ni kale-borroka, ni el enemigo. Somos los de abajo y ya estamos hartos de sostener a los de arriba”